El donante fue Diego, de 46 años, quien tenía domicilio en el barrio Pablo Saravia. 

Su familia expresó tristeza, pero también orgullo, mencionando que era un hombre querido y un padre afectuoso. 

Su prima Ivana contó que él cobraba una pensión no contributiva, pero al perderla decayó su salud y comenzó con convulsiones hasta que sufrió el ACV. 

La ablación se realizó en la mañana y sus córneas e hígado fueron donados a pacientes en Salta, mientras que los riñones fueron enviados a Buenos Aires. 

El operativo incluyó un traslado al aeropuerto lo que generó cortes y desvíos en el tránsito.