A los 92 años escapó de un geriátrico para denunciar abusos
Arturo González, de 92 años, jubilado de la industria automotriz y reconocido amante de los libros, se fugó esta semana de un geriátrico de la capital salteña para denunciar públicamente los abusos que dice haber sufrido en ese lugar. "Prefiero morir en una pieza antes que ser hambreado y golpeado", aseguró con firmeza y emoción contenida.
Don Arturo llegó caminando y en colectivo desde Santa Lucía hasta la redacción de El Tribuno, con una bolsita y su testimonio cargado de dolor. Acusó a la encargada del geriátrico, identificada como "Yapura", de haberle negado comida y agua durante dos días, además de someterlo a maltratos físicos y psicológicos. “Tuve que mantenerme comiendo solo frutas. Ya no pude más”, relató, al borde del llanto.
El hombre, muy lúcido y con una memoria intacta, recordó con orgullo su trabajo como soldador, su rol como narrador en la Casa de la Cultura y su participación en varias bibliotecas de Salta. “A mí me conoce todo el mundo. Solo exijo un poco de justicia, nada más”, pidió con voz serena pero firme.
González también contó que en el geriátrico hay otros 17 adultos mayores, la mayoría en sillas de ruedas. “Solo éramos tres los que caminábamos, y aún así me maltrataba”, denunció. Tras huir del lugar, se refugió en un café del mercado San Miguel antes de acercarse al diario para hacer pública su situación.
Sin querer molestar a sus hijos, Arturo confesó que uno de ellos le preguntó dónde iba a dormir. “Le dije que en el parque San Martín, donde sea, pero a ese lugar no vuelvo más”.