Celulosa Argentina enfrenta su mayor crisis: default y plantas paralizadas
Celulosa Argentina, una de las papeleras más antiguas del país, atraviesa una de las crisis más profundas de su historia. Según el balance presentado a la CNV, cerró el ejercicio al 31 de mayo con una pérdida integral de $172.634 millones, una caída de ingresos del 44% respecto del año anterior y un patrimonio neto negativo de $23.774 millones, lo que la coloca en situación de quiebra técnica en los términos del artículo 94 inciso 5 de la Ley de Sociedades.
El deterioro operativo fue evidente. Los ingresos totales alcanzaron $258.637 millones, lo que significó una fuerte caída respecto al ejercicio previo. Como los costos operativos no se redujeron en la misma proporción, la compañía terminó con un resultado bruto negativo de $44.224 millones. El impacto también se reflejó en el resultado operativo: en 2024 había mostrado una ganancia de $64.650 millones, pero en este balance se convirtió en una pérdida de $80.318 millones. A su vez, el EBITDA pasó de positivo en $101.973 millones a negativo en $20.146 millones, una señal clara de que la empresa ya no genera recursos propios para sostener su actividad.
Plantas paralizadas y ventas en caída
La propia compañía admitió en su memoria que “la falta de capital de trabajo volvió inviable el financiamiento de la operación, debiéndose parar la producción en las plantas de Capitán Bermúdez y Zárate”. En total, la producción de papeles y pulpa fue de 138.000 toneladas, un 15% menos que el año anterior, mientras que las ventas internas cayeron 32% en toneladas.
En su reseña, el directorio fue aún más categórico al describir el deterioro: “durante el segundo semestre las ventas cayeron 52% respecto del mismo período del año anterior, mientras que el financiamiento disponible se limitó a operaciones de muy corto plazo y tasas extremadamente altas, del orden del 35% al 45% en dólares”. En ese contexto, las plantas siguen paralizadas y el futuro inmediato depende de recomponer capital de trabajo para retomar la producción.
Fuente: Ámbito